No sé porqué... pero cuando pienso en este libro siento una paz interior muy agradable.
El libro habla de la vida y recuerdos de cuatro mujeres que emigraron a San Francisco desde su China natal.
Allá nacieron sus hijos y vivieron el resto de sus dias.
En su país natal quizá no se hubieran encontrado nunca , pero en su nuevo mundo se unieron para jugar al mah-jong una vez a la semana, así recordaban su vida anterior y a la vez se convirtieron en grandes amigas.
Sus hijos, nacidos y criados en San Francisco no entendian la mayoria de veces las costumbres y reacciones de sus madres.
Pero a medida que vamos conociendo sus vidas y secretos personales de cada una de ellas, nos vamos identificando tanto con las hijas como con las madres.
Es una bella historia, que me ha provocado el deseo de volver a leerlo pero junto a mi hija, tenemos tanto de que hablar, tanto que comentar, tanto que recordar, tanto por lo que pedir perdón, tanto por lo que amarnos.
Sé que no moriré jamás porque siempre estaré en mis hijas y en mis nietas.
Este pensamiento da una luz nueva a mi futuro. Gracias Dios mio por mis hijas y nietas.
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