domingo, 10 de mayo de 2009

Los Mello


Cuando mi hija Alicia me llamó preguntandome si me importaría recibir en casa a unos amigos suyos, dije sin vacilar que por supuesto estaría encantada.
Cuando se acercaba el día de ir al aeropuerto a recibirles, empecé a sentirme un poco molesta.
¿ Porqué tenía que complicarme la vida de esa manera?.
Con lo tranquila que estaba yo, sin hablar con nadie, sola en casa, sin salir, únicamente al trabajo,
y además no les conocía de nada. Qué fastidio.
Pero llegó el día y allí estaba yo en el aeropuerto con un papelito con su nombre. Me sentía un poco tonta, pero bueno es normal en mí, así que , aguanté el tipo.
Hasta que ví la cara de Juliana, alegre, simpática, amiga. Y allí fué cuando todo mi malestar se esfumó de inmediato.
Al instante me sentí cómoda con ellos, eran de casa.
Roberto más callado, ( también por el idioma), pero nos seguía siempre con su sonrisa amable,
a pesar del cansancio del viaje me invitaron a ver el Lago de los cisnes ( precioso) , después a cenar y por fin de nuevo en casa.
Estuvieron muy poquito, y salieron para el crucero que tenían planeado, fueron pocos días que a mí se me hicieron largos.
Esperé con impaciencia su vuelta , de nuevo un día en casa y la despedida. Les despedí como a unos hijos , con la certeza de saber que tardaré en volver a verles, pero con la seguridad de hacerlo de nuevo algún día.
Hay pocas personas con las que conectamos tan pronto , pero ellos han sido unos de ellos. Tenemos muchas cosas en común y somos más que amigos, somos hermanos en la fé.
Así que me siento feliz de decir que son mis amigos, les agradezco que hayan venido a casa y espero algún día su vuelta.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Qué bonito! Muchissimas gracias! La verdad es que nosotros que necesitamos a usted, mi amor! Seguro nos veremos otra vez. Roberto y yo nos encatamos con tus tus chistes y afecto de madre. (Que no se pongan celosas Alicia o Nuria!).Desde que llegamos no podíamos pensar en otra cosa: volver a Barcelona, caminar a pie las calles de esta ciudad preciosa para disfrutar nuevamente de tu amistad! Muchos besos!

Juliane Mello
> swap

Ricard dijo...

No hay nada que enorgullezca mas al ser humano que dar sin esperar nada a cambio.Esa condicion no se aprende con los años, ni lo enseña el mejor de los maestros, ni siquiera es una herencia familar.
El que tiene esa virtud, la adquiere desde que nace. Quien la posea, es posible que no le acompañe la riqueza, pero puedo aegurar que jamas estara solo.
Felicidades por ser uno de ellos.